Tuesday, December 8, 2015

Los sonidos que no puedes oír, aún pueden lastimar tus oídos.




El funcionamiento del oído interno es, al menos temporalmente, alterado por la exposición a sonidos de baja frecuencia.


Publicado el 30 de sepotimebre de 2014
Traducido por Carlos Chocontá
Fuente: Science

Una turbina eólica, una multitud rugiente en un juego de fútbol , un motor de un avión a completa potencia: Cada una de esas cosas produce ondas sonoras que están por debajo de las frecuencias que los humanos pueden oír. Pero que no puedas oír los componentes de baja frecuencia de estos sonidos, eso no significa que no tengan efectos en tus oídos. Sólo escuchar 90 segundos de sonido de baja frecuencia puede cambiar la forma en que tu oído interno trabaja por minutos después de que el sonido termina, según un nuevo estudio.

“se ha pensado que la exposición a sonido de baja frecuencia era inocua, y este estudio sugiere que no lo es.” dice el audiólogo investigador Jeffery Lichtenhan de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, quien no estuvo involucrado en este nuevo trabajo.

Los humanos pueden generalmente percibir sonidos en frecuencias que entre 20 y 20,000 ciclos por segundo, o hercios (Hz)—aunque este rango se reduce con el envejecimiento. Se sabe que la exposición prolongada a ruido fuerte dentro del rango de audición causa pérdida de audición con el tiempo. Pero establecer el efecto de sonidos con frecuencias por debajo de 250 Hz ha sido más difícil. A pesar de que están sobre el límite inferior de 20 Hz, estos sonidos de baja frecuencia tienden a ser inaudibles o apenas audibles, y la gente no siempre sabe que están expuestos a ellos.

Para el nuevo estudio, el neurobiólogo Markus Drexl y sus colegas en la Universidad Ludwig Maximilian de Munich, Alemania, pidió a 21 voluntarios con audición normal escuchar 90 segundos de un sonido de 30 Hz en una cabina a prueba de ruido. El ruido profundo y vibrante, dice Drexl, es algo que se oiría “si abres las ventanas del carro al manejar rápido por una autopista." Luego, se usaron sondas para grabar la actividad natural del oído después de terminado el ruido, para usar el fenómeno conocido como emisiones otoacústicas espontáneas (SOAEs), que son emitidas por un oído humano saludable como silbidos minúsculos. “Usualmente muy suaves para ser escuchados, pero se pueden detectar con un micrófono más sensible que el oído humano”, dice Drexl. Los investigadores saben que las SOAEs cambian cuando la audición de una persona cambia y desparecen cuando hay pérdida de la audición.

Las SOAEs son normalmente estables por cortos periodos. Pero en el estudio, tras 90 segundos de sonido de baja frecuencia, las SOAEs de los participantes empezaron a oscilar, siendo alternativamente fuertes y débiles. Las fluctuaciones duraron unos 3 minutos, reporta el estudio en Royal Society Open Science. Los cambios no indican directamente pérdida de audición, pero significan que el oído puede estar más propenso al daño tras una exposición a sonidos de baja frecuencia, explica Drexl. “Aunque no se ha demostrado, hay una posibilidad de que estar expuesto a sonidos de baja frecuencia por largos periodos, tendrá un efecto permanente,” agrega Drexl.
“Lo desafortunado de nuestros oídos es que les podemos hacer cosas terribles sin que sean necesariamente dolorosas,” dice el investigador de pérdida de la audición M. Charles Liberman de la Escuela Médica de Harvard en Boston. Según Lieberman, para explorar el daño potencial de sonidos específicos, tales como el muy debatido asunto de las turbinas eólicas y la audición,  el mismo experimento podría ser repetido bajo condiciones acústicas de las turbinas eólicas. A él también le gustaría ver este estudio aumentado para ver cómo los oídos reaccionan ante ruidos —más que al silencio— en los minutos posteriores al la exposición a ruido de baja frecuencia.

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